Tala arbitraria de árboles en la Escuela de Enfermería UCV

Por: Erick Camargo (Corresponsal OEP)

Para Observatorio de Ecología Política de Venezuela

Este 11 de diciembre, en la Escuela de Enfermería, El Pitazo, web noticiosa, organizó un conversatorio para tratar y conversar la polémica que se vive en dichas instalaciones con respecto a las obras de construcción que allí se realizan. En esta actividad estuvieron presentes profesores de la Escuela de Enfermería, estudiantes y vecinos de sebucán; a pesar que los periodistas del Pitazo y organizadores del evento invitaron a las autoridades de la Escuela de Enfermería, de la Facultad y de la Fundación Fondo Andrés Bello, pero no se presentaron. En el conversatorio, que además fue presentado en formato de programa radial, realizado además en el cafetín de la escuela (inhabilitado por cierto), pudimos escuchar la voz de los distintos actores y afectados por el proyecto.

Participantes del Conversatorio en la Escuela de Enfermería. Imagen: Eric Camargo

 

Entre quienes intervinieron se encontraba la profesora Juana Ramírez, quien fue la primera en alertar sobre el desastre en que se estaba incurriendo, hace tres años, al ver la tala arbitraria de los árboles de la escuela; la profesora investigó y se movió, denunciando en fiscalía ambiental y pidiendo ayuda al Ministerio del Ambiente (hoy de Ecosocialismo y Aguas), sin obtener respuestas. En su intervención de ayer puntualizó que la obra “…no se trata más que de un despojo que está sufriendo la escuela, pues la Fundación Andrés Bello debe trabajar en las zonas rentales y esto no es una zona rental, nos quitan nuestro espacio para ellos desarrollar sus proyectos”; en ese sentido enfatizó las irregularidades en los procedimientos y en el desarrollo de la obra. “La tala se realizó de forma indiscriminada, con un permiso para 16 árboles pero que terminaron aniquilando a 40 y un año después de vencido el permiso” señaló la profesora Ramírez. También nos comentó que la “primera piedra” de la obra de la llamada Ciudad de las Artes Sebucán, fue una Biblioteca, la cual supuestamente se construiría en un espacio de la escuela, en el cual, tres años después no ha visto ningún avance, habiendo dejado sin posibilidad de uso de ese salón y esa biblioteca a los estudiantes de la Escuela de Enfermería. Puntualizó además el grave estado de la infraestructura de la escuela, un edificio deteriorado y en pésimo estado.

Participantes del Conversatorio intervinieron para manifestar su desacuerdo con la tala de árboles en la Escuela de Enfermería. Imagen Erick Camargo

La vecina Bertha Rendo también intervino, enfatizando en su discurso en el hecho que la obra viola la ordenanza municipal de zonificación, pues, mostrando el contrato, aclara que la obra no es ninguna ciudad de las artes, sino un vulgar y sencillo parque de canchas de futsal con grama artificial para alquilar, y añadió que la tala se realizó para evitar que las hojas cayeran sobra el engramado sintético y lo dañara. Señala la inconsistencia en el discurso de la ciudad de las artes con la realidad de lo que se está haciendo y con el contrato que se encuentra en el registro.

“Al principio se inyectaron U.S $ 700.000 al proyecto, pero es notorio que la Escuela de Enfermería no ha tenido ninguna mejora, ni siquiera los baños sirven, si fueron capaces de levantar esa cantidad de dinero para un proyecto que consiste en canchitas de futsal, porque no levantaron al menos la mitad de ese dinero para acomodar las instalaciones de la escuela” dijo la señora Rendo.

Informó además que el contrato no contempla en ningún momento nada que tenga que ver con la educación, para lo cual esta zonificado el terreno, ni aporta ningún beneficio ni a la universidad, ni a la comunidad, por lo que lo calificó de simple ambición del lucro de un grupo particular en terrenos públicos y en una universidad pública. La universidad apenas obtendrá el 5% del ingreso bruto, a través de la Fundación Andrés Bello, un negocio redondo para el interés probado a costa de bienes públicos.

Las instalaciones de la Escuela de Enfermería no cuentan con la iluminación adecuada. Por ello los participantes reclaman que el lucro obtenido con el proyecto de la cancha no beneficia a la escuela. Imagen Erick Camargo

“La universidad recibió directamente US $ 13.000 al firmarse el contrato, pero en la Escuela de Enfermería no se ven los frutos de ese dinero, no hay baños, el cafetín, donde estamos, no funciona, los estudiantes no tienen cafetín; les prometieron invertir parte de ese dinero en la escuela, no se ve en ninguna parte; la UCV se dice la Casa que Vence las Sombras, pero las sombra está venciendo”, dijo Bertha Rendo.

Finalizó señalando que tuvieron una reunión con la rectora Cecilia García Arocha, quien se mostró indignada al escuchar a los vecinos, dijo no estar de acuerdo con la forma en que se estaban haciendo las cosas y les prometió otra reunión, luego los dejó embarcado, los “peloteo” varias veces, les prometió darles toda la información sobre lo que sucede, pero omitió entregar el contrato con el cual han fundamentado las acusaciones, contrato que consiguieron en el registro público.

Escuela de Enfermería. UCV. Imagen: Erick Camargo

Luego hablaron varios estudiantes de la escuela, entre estos Alexis Vázquez, quien indicó que ellos sienten que pierden un espacio, que antes de la obra ellos utilizaban las canchas y el jardín para comer, para descansar, como un espacio de relajación previo o posterior a las clases; ahora no pueden acercarse. Ven como existe una desconexión entre estudiantes y la Escuela producto de esta obra que despoja al universo de personas que allí hacen vida de su espacio. Comenta también que la obra ha provocado mayor deterioro a la infraestructura, que los escombros, la tierra y la suciedad no se limpian, “dejan todo sucio, no limpian, lo que dañan no lo reparan; nos quedamos sin cafetín, no hay sitios dónde comprar cerca, la escuela ha perdido vida a raíz de la obra”, señaló. Indicó además que los estudiantes apenas tendrán derecho a usar las canchas que se construyen por 2 horas a la semana, irrisorio totalmente.

Escuela de Enfermería UCV. Imagen Erick Camargo

María Teixeira señaló que la escuela necesita laboratorios, necesitan baños; que se acercaron a la Arquitecto Zulma Bolívar, actual presidenta de la Fundación Fondo Andrés Bello, para ver en que colaboraría la institución de la universidad, pero esta comentó que no le interesaba lo que la Escuela necesitaba, que ellos solo atenderían los espacios contemplados en el proyecto; indicó además que la Dirección de la Escuela no le interesa la situación, que se hacen los ciegos y sordos ante la arbitrariedad y los reclamos.

Por su parte Nelvin Bastidas, del Consejo de Escuela, comentó su gran preocupación por lo que está pasando, considera que el proyecto es negativo, no por su realización, sino la forma en que se ha llevado a cabo.

Escuela de Enfermería de la UCV. Imagen Erick Camargo

El conversatorio contó con la presencia de varios ingenieros y expertos, entre los cuales se encontró Javier Sobrevila; todos coincidieron en la irregularidad de las acciones, que no era necesario la deforestación como se realizó, consideran lo ocurrido como un avasallamiento sobre la universidad, la comunidad de la escuela y los vecinos. El panel de expertos no ven intenciones de desarrollo de la cultura, del deporte o de algún beneficio para la universidad, sino simplemente un beneficio lucrativo para el interés privado. Señalan además que no se ha comentado sobre ningún estudio de impacto ambiental, necesario para todo tipo de proyecto, no necesariamente sobre cómo afectaría la deforestación, sino también la existencia de las canchas, en el tránsito vehicular, el ruido para los vecinos, la seguridad en la Escuela, y todos los factores que infieren en el desenvolvimiento cotidiano del ecosistema y la sociedad que envuelven el proyecto. Coinciden en que la obra rompe incluso con todo el sistema de edificación de la escuela.

La bióloga Dorixa Monsalve habló además de la irresponsabilidad de no tratar a los árboles como otras formas de vida merecedoras de respeto, al igual que una comunidad que nadie ha mencionado, la de los animales que vivían de esos árboles, ardillas, loros, guacamayas, pájaros, insectos; que perdieron su medio natural de vida, de alimentación. Raúl Pulido, biólogo, comentó que antes de hacer podas y talas debe realizarse estudios, que se debe buscar un equilibrio entre la arquitectura y la vida vegetal y animal; pero además debe existir una carta aval de la comunidad que allí hace vida, la cual no existe.

La idea más consistente y que tanto quienes hemos citado, como otros, es que no ha existido consulta, ni a los vecinos, ni a los profesores ni a los estudiantes. Se ha pasado por encima de ellos; además de pasarse por encima de las leyes y reglamentos, internos de la universidad, como las ordenanzas municipales. Es una arbitrariedad por dónde se lo vea, no tienen sustento para sus acciones, más allá de la vía de los hechos y la ley del más fuerte.

Aquí claramente vemos como una lucha que inició por una tala arbitraria, deviene en una lucha por la autonomía de la universidad ante los intereses privados; la lucha por los terrenos urbanos, que en Sebucán se ve especialmente agresiva, pues varias áreas verdes han sido usurpadas. Importante remarcar que podemos notar el reflejo del país en micro en este caso, instituciones corruptas, intereses particulares avasallando al interés general, dónde la política se desdibuja, cuando el lucro une a los factores de poder contra los débiles y así lograr jugosas ganancias. Un mini arco minero en el espacio urbano de Caracas.

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Erick Camargo

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