La ampliación de la autopista Valle-Coche en Caracas

Pilares en serie colocados dentro del río Valle, inicios de la obra en 2015 Fuente:: Rafael Briceño.

Ante la expansión del consumo y los requerimientos de la ciudad de Caracas, nuevos proyectos de construcción se han planteado para intentar solventar cuestiones como el aumento del parque automovilístico y la necesidad de nuevas viviendas. En los últimos años se ha producido una expansión hacia áreas verdes para construir nuevas urbanizaciones, sean privadas, como en Los Naranjos o La Guairita, o públicas, como Ciudad Caribia, Ciudad Tiuna o Parque Vargas por mencionar algunas. También se han construido nuevas arterias viales como la conexión entre Caricuao y La Rinconada, o ampliaciones de las mismas como la de la autopista Francisco Fajardo o la autopista Valle-Coche. Estos proyectos de infraestructura han supuesto grandes niveles de deforestación y afectación de ecosistemas que complican aún más el panorama de insostenibilidad de la ciudad. La ampliación de la autopista Valle-Coche, ubicada en el sur-oeste de Caracas y una de las vías más transitadas de todo el país, comenzó a desarrollarse desde el año 2015 por parte del Gobierno Nacional a través del Ministerio para el Transporte Terrestre y Obras Pública, anunciándose como la obra de vialidad más importante que se ha construido para la capital en las últimas décadas. La obra consiste en un viaducto de 3, 5 kilómetros, junto a varios puentes para facilitar su acceso desde distintas urbanizaciones. Fue inaugurada en diciembre de ese año. Para su construcción fueron extraídos cientos de árboles, caobos en su mayoría, que se encontraban distribuidos a lo largo de la cuenca del río Valle, eliminando una vegetación que había tardado al menos 30 años en formarse. A su vez, fueron construidos pilares dentro de este río y fue básicamente tapado con el viaducto. Esto provocó las críticas, pronunciamientos y protestas por parte de organizaciones sociales e instituciones profesionales que denunciaron tanto los impactos ambientales en la zona, la pérdida de calidad de vida de los vecinos, el estrangulamiento del río Valle, el privilegio a formas de movilidad automotriz y el desincentivo a la peatonalidad y el uso de la bicicleta, así como los peligros de desbordamiento del río por construir pilares dentro del mismo. Dichas críticas fueron muy poco atendidas y en la actualidad la obra se encuentra operativa. En este caso se destaca, por un lado, el tradicional carácter antidemocrático del uso y apropiación de los espacios de la ciudad, donde se suelen hacer construcciones de este tipo sin realizar ninguna clase de consulta (aunque esté estipulado en la ley) y omitiendo las críticas que se puedan plantear. Por otro lado, se reafirma una lógica de depredación socio-ambiental que de continuarse, podría llegar a sus límites ecológicos, planteando dramáticos problemas para la sostenibilidad de la ciudad.

 

Pilares en serie colocados dentro del río Valle, inicios de la obra en 2015
Fuente:: Rafael Briceño, Contrapunto.

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OEP Venezuela

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