Los no-humanos y los conflictos socioambientales: el caso del Arco Minero del Orinoco

No-humanos y conflictos socioambientales

Por: Elsa Gabriela Rodríguez Pérez. Socióloga (UCV,2001). Especialista en Intervención Psicosocial (UCV,2009). Cursante del Doctorado en Ciencias Sociales (UCV). Docente en la Universidad Central de Venezuela.

Imagen de portada: PROVEA


Los botánicos Wandersee y Shussleer (1999)  denominan plant blindness (ceguera vegetal) a la incapacidad de muchos seres humanos de percibir la vegetación o plantas que los rodean (ver Figura 1), interesantemente en lo concerniente a los  conflictos socioambientales existe un fenómeno similar, como veremos más adelante.

Figura 1. ¿Qué ves en la imagen? Un elefante, pues también hay un bello árbol (un Baobab), no observarlo es ceguera vegetal.

 

Los conflictos socioambientales, sobre todo en el ámbito académico latinoamericano, se analizan desde una corriente particular de la heterodoxa disciplina de la Ecología Política, en la que se da especial énfasis a tópicos como: el extractivismo, las relaciones de poder y los diferentes lenguajes de valoración que pueden existir entre quienes se enfrentan por el uso y apropiación de determinados territorios. Sin embargo, pese a los valiosos aportes de este enfoque particular, en el mismo las entidades no-humanas juegan un rol muy menor, siendo en realidad invisibles. Ahora bien, es justo mencionar que esta nos es más que una, de una multiplicidad de aproximaciones existentes a la Ecología Política. Por ejemplo, la Ecología Política Posconstructivista (Escobar, 2010 o de Tercer Tipo según Gudynas, 2014) incorpora explícitamente en el análisis de los conflictos socioambientales a entidades no-humanas como: objetos, animales, tecnologías (por solo mencionar algunas).

En esta aproximación, la incorporación de los no-humanos no es meramente enunciativa, sino que efectivamente se les otorga estatus de actores a toda clase de entidades no-humanas. La incorporación de los no-humanos en el análisis, responde a un profundo debate de orden ontológico-epistemológico, que cuestiona cierta visión predominante según la cual la sociedad (humanos) siempre se encuentra en una posición jerarquía superior con respecto a la naturaleza (no-humanos).

En este contexto, es particularmente relevante una perspectiva teórica cuyo ámbito de aplicación abarca diferentes disciplinas (sociología, antropología, psicología social y por supuesto, Ecología Política Postconstructivista). Nos referimos al enfoque teórico y metodológico denominado Teoría del Actor-Red, que tiene como principal exponente al sociólogo francés Bruno Latour.

La Teoría del Actor-Red es útil para el estudio de conflictos ambientales, porque nos brinda un marco de referencia que permite incorporar y darle visibilidad a la diversidad de elementos que están involucrados en un conflicto o controversia. Desde las perspectivas convencionales, los actores siempre son humanos. En cambio, con la Teoría del Actor-Red podemos incorporar a entidades heterogéneas y otorgarle capacidad de agencia. En tal sentido, una ley, un animal, un mineral, un bosque o una tecnología también pueden ser actores. La idea es no circunscribir la capacidad agencia a los seres humanos, sino expandirla a todas las entidades que pueden intervenir en la formación de un conflicto o cualquier fenómeno susceptible de estudio (mostramos un ejemplo más adelante). Latour (2008) sostiene como premisa que continuamente establecemos asociaciones con otros entes y estos no tienen que ser necesariamente seres humanos.

Ahora bien, cómo se aplica este planteamiento en el análisis de conflictos socioambientales. En primer lugar, hay que destacar que la Teoría del Actor-Red no solo es una propuesta teórica, sino también metodológica y esta es de gran utilidad para analizar este tipo de contienda, como veremos a continuación utilizando como ejemplo  al Arco Minero del Orinoco.

 

El Arco Minero del Orinoco

 

El Arco Minero del Orinoco es un área que según decreto oficial comprende 111.843,70  km2  y que es considerada por el Estado venezolano como una “Zona de Desarrollo Estratégico Nacional” porque en ella se encuentran minerales tales como oro, coltán, cobre e incluso piedras preciosas como el diamante. Con la promulgación del decreto se dio inicio (de forma pública escala nacional) a una controversia compleja que todavía persiste.

Muchos sectores de la sociedad venezolana, e incluso de la comunidad internacional, se han pronunciado en contra del Arco Minero del Orinoco, porque este implica la realización de la minería a gran escala en áreas donde están ubicadas comunidades indígenas, importantes cuencas hidrológicas, parques naturales y reservas de biodiversidad.

En la contienda compleja que supone el Arco Minero del Orinoco, participan toda clases de actores y con ello no sólo nos referimos a las organizaciones sociales ambientalistas, periodistas, académicos, políticos, militares, comunidades indígenas y mineros que participan en este conflicto. También nos referimos a esos otros entes que no son humanos, pero cuyas mediaciones materiales (incluso simbólicas) los hace parte primordial de esta controversia. Una de estas entidades no-humanas, que se puede considerar actor clave dentro de la controversia por el Arco Minero del Orinoco es el oro  (ver Figura 2)

Figura 2. Red de actores (simplificada) involucrados en el conflicto por el Arco Minero. Se aprecia claramente que todos interactúan directamente con el oro y que este a su vez los vincula a todos

 

En este sentido, si entendemos la agencia como la capacidad de incidir en el otro, es indudable que este mineral ha movilizado a diversos actores. En el caso del Arco Minero del Orinoco, el oro pasa de ser un simple mineral a convertirse en una entidad no-humana que impulsa a otros actores actuar. En el caso del Gobierno venezolano, el oro motiva la generación de decretos, leyes y acuerdos internacionales (entre otros). El oro no sólo es catalogado como “estratégico” por el Gobierno, sino que las asociaciones que se producen con este mineral a su vez generan una red de poder, con componentes nacionales e internacionales (ver Figura 2).

El oro tiene capacidad de agencia y la misma se produce por las distintas asociaciones que se producen entre este con otros actores. La mediación material del oro se expresa porque esta entidad no-humana permite que otros elementos del conflicto se conecten. En la Figura 2 se puede observar como el oro se relaciona con el Gobierno, con países como China, Turquía y Rusia así como con los mineros, indígenas, militares e incluso grupos guerrilleros colombianos como el Ejercito Liberación Nacional (ELN). También se observa que el mismo constituye un nodo fundamental, que conecta actores locales como los mineros, con actores internacionales (países como Rusia y China). El oro se asocia, conecta, otorga poder, genera conflictos. En efecto la asociación con el oro modifica a los actores que con él se conectan: es diferente un ser humano entendido en abstracto, que uno vinculado al oro. Es diferente una comunidad indígena en un territorio no definido, que esta comunidad en un territorio en el cual se extrae oro. Es diferente el papel geopolítico de Venezuela, con o sin su vinculación con el oro.  De esta manera, una entidad no-humana, modifica la connotación y el significado de los actores que a él se conectan. Al reconocerlo como un actor con capacidad de agencia, podemos trazar sus huellas dentro de la controversia por el Arco Minero y percatarnos de las transformaciones que provoca en los otros actores. También es importante reconocer, que análisis similares son posibles y necesarios para otros no-humanos, como por ejemplo: el mercurio, el bosque o el agua.

Entonces, podemos decir que una de la ventajas que supone la Teoría del Actor-Red es que hacer visible toda clase de actores. Permitiéndonos evaluar las asociaciones entre ellos y determinar, analizando de la red en la cual están inmersos, los elementos claves en el surgimiento y desarrollo de una controversia. De esta manera permite enfocarnos más en el cómo, que en el qué.

Finalmente, esta teoría nos introduce a un debate complejo en el cual no sólo se intenta romper con las categorías binarias Sociedad/Naturaleza, sino que además suma otros elementos que desde una perspectiva convencional se dejarían a un lado, como por ejemplo, la capacidad de agencia de los objetos y el papel de sus mediaciones materiales en la interacción. Todo ello supone una oportunidad para darle otra mirada a los conflictos socioambientales, en los cuales siempre la naturaleza y sociedad van de la mano, donde (como se ha mostrado) los no-humanos también son protagonistas.


Aclaratoria

En sentido estricto, el término empleado por Latour para los no-humanos es actantes, aquí por razones de claridad y simplicidad hemos utilizado actores para referimos a ellos.


Imágenes


La imagen mostrada en la Figura 1, es de dominio público:

https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Baobab_and_elephant_Tanzania_-_modified.jpg

La red mostrada en la Figura 2, es de elaboración propia.


Referencias 

 

Escobar, A. (2010). Ecologías políticas postconstructivistas. Recuperado de http://www.unc.edu/~aescobar/text/esp/escobar.2010.EcologiasPoliticasPostconstructivistas.pdf

Gudynas, E. (2014). Ecología Políticas. Ideas preliminares sobre concepciones, tendencias, renovaciones y opciones Latinoamericanas. Uruguay: CLAES.

Latour, B. (2008). Reensamblar lo social: una introducción a la teoría del actor-red. Buenos Aires: Manantial.

Wandersee, J. H. Schussler, E. E. (1999).  Plant blindness. The American Biology Teacher  Vol. 61, No. 2 pp. 82:86.

Autor

Elsa Gabriela Rodríguez

Socióloga. Docente e investigadora.

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