Extractivismo y turismo de lujo contra la naturaleza en Venezuela

En Venezuela estamos siendo testigos de la ejecución de un plan de reconfiguración económica orientada al turismo de alto nivel, utilizando territorios fachadas y enclaves de lujo, en Parques Nacionales y áreas protegidas, para atraer inversiones y turismo de alto nivel, mientras el resto del país y los territorios son saqueados, devastados y se hunden en la miseria.

El propio Nicolás Maduro en el marco de la aprobación de la denominada “Ley Antibloqueo” indicó, en un encuentro con empresarios chinos, “estamos abiertos para la construcción de polos turísticos especiales” en zonas vírgenes del Mar Caribe para “avanzar en esas inversiones”.


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Estas inversiones empezaron hace tiempo, en ritmo más lento, pero ahora parecen acelerarse en medio de la desesperada búsqueda de financiamiento y divisas para sostener el aparato de dominación y ampliar las operaciones extractivas.

Debemos entender además que el turismo también se presenta en forma extractivista, al desconocer las realidades territoriales y presentarse de forma colonizadora, expulsando a los habitantes autóctonos y sustrayendo las posibilidades de vida de los pueblos para dirigirlas a la recreación de los visitantes, que buscan en estos enclaves consumir “descanso”.

Como dice el autor argentino M. Posada, se convierte el espacio rural y natural en un espacio consumible y de consumo; invirtiendo la antigua relación de un espacio vivible y de producción. Esa es la realidad que vemos hoy en nuestros Parques Nacionales, pues a falta de espacios prístinos y alejados de la devastación extractivista minera, maderera y petrolera, se utilizan las áreas que hasta ahora habían permanecido intocadas para  aprovechar esa condición, que las hace mucho más comerciables.

Galipán y Hotel Humbolt, lujo y decadencia boliburguesa

Así vemos cómo el avance del urbanismo en Galipán, Parque Nacional Waraira Repano, conocido como Ávila, ha venido creciendo cada año, apoyado con la reconstrucción del Teleférico por una ruta nueva que ataca y perjudica a los pobladores originarios de dicha comunidad. Además observamos cómo avanza la construcción de una carretera en ese enclave, cercano al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, junto con la reapertura del Hotel Humboldt y la realización fiestas multimillonarias y la apertura del casino con torneos y competencias.


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Hasta ahora estas actividades han sido realizadas de forma ilegal y quebrantando todas las disposiciones legales existentes. Pero, ahora con la aprobación de la llamada “Ley Antibloqueo”, instrumento jurídico al que artificiosa e ilegalmente se le ha dado un rango constitucional, inexistente en nuestro derecho, permite superar todas las barreras legales para permitir inversiones consideradas “necesarias” para la nación. De esta forma se busca legitimar acciones ilegales ya emprendidas y permitir aumentar las mismas a niveles que no hemos podido ver aún y que serán nefastos para los territorios. Claro ejemplo resulta un casino funcionando en medio de un Parque Nacional en un país dónde los juegos de apuesta son ilegales.

Podríamos decir que el proyecto de lujo del Hotel Humboldt y toda su ostentación son la cara más visible de esta nueva orientación extractivista; que pretende, junto con la minería, formar una alternativa al rentismo petrolero y la dependencia de una sola forma de extractivismo. El modelo Dubai, cómo han expresado altos jerarcas del gobierno y dirigentes de renombre del PSUV.

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Pero es que el imaginario de Dubai no se circunscribe sólo a funcionarios gubernamentales, sino que está bien arraigado en el imaginario popular como símbolo de esplendor, prosperidad y alternativa al rentismo petrolero. Un modelo del cual no se hace una revisión crítica de sus fallas, características particularísimas y su futuro colapso.

Los Roques y Dracuisland, nuevos paraísos para los grandes capitales

Pero no sólo el Ávila amado por los caraqueños viene siendo víctima de estas obras y los pobladores de Galipán no son los únicos que deben enfrentarse al despotismo extractivista. Podemos ver como en el estado Carabobo el Parque Nacional San Esteban, específicamente en la Isla Santo Domingo, el gobernador de ese estado, Rafael Lacava pretende transformar este santuario de reproducción marina en un punto para el turismo de alto nivel.


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Pero el sitio que más ha llamado la atención en los últimos días ha sido el Parque Nacional Los Roques dónde varios videos y fotografías han mostrado como crecen las obras de infraestructura que se vienen llevando a cabo en dicha área protegida, rompiendo con toda ordenanza y ley al respecto, despreciando además las medidas de protección para tan frágil ecosistema.

Las ultimas denuncian han evidenciado la existencia de ocho construcciones civiles que rompen con toda reglamentación en Gran Roque. Según la periodista Esther Yáñez uno de los propietarios del proyecto es  Orlando Alvarado, vicepresidente financiero de Derwick Associated, la empresa que obtuvo contratos multimillonarios con PDVSA para construir las plantas termoeléctricas y estafaron a la nación.

Las edificaciones no sólo vulneran las regulaciones ambientales y de uso del territorio del Parque Nacional, poniendo en riesgo las especies y destruyendo corales; también vulneran las normativas de seguridad sobre construcciones colindantes con pistas aéreas.

La ambición y el fantocherismo de la élite empresarial venezolana y sus aliados en el gobierno no mide ni riesgos para ellos mismos. Todo vale con tal de mostrar una vitrina de lujos y echar en cara que ellos si “viven bien”.

El medio digital de investigación Armando.info indica que “para vencer las barreras naturales se construyeron espigones o malecones con relleno de materiales sólidos arrojados al mar tras cortar o destruir manglares, movimientos de arena y relleno de lagunas”. En el mismo informe se revela la identidad de varios de los propietarios de estas infraestructuras y como sus negocios los llevaron a invertir en las mismas.

Esta situación nos encara con una verdad innegable, el gobierno de Nicolás Maduro avanza a una política desarrollista y en contra de los espacios naturales y protegidos, que busca avasallar sobre las áreas naturales protegidas y Parques Nacionales que observa como los nuevos enclaves turísticos, para desarrollar su “Nueva Política Económica”, basada en la destrucción de la naturaleza para extraer recursos o consumir los territorios; generando los tan ansiados dólares que han dejado de llegar por vía de la industria petrolera. Se ha roto la bonanza petrolera, pero ahora se abre un nuevo espejismo turístico, con la burbuja de Dubai como modelo a seguir.


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Autor

Erick Camargo

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