Urge una cultura de gestión de riesgo de desastres naturales en Venezuela

Imagen de Portada: Inundación. Crédito Getty images

Hoy 13 de octubre se celebra el Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales, este día se creó con el objetivo de concientizar en los riesgos derivados de los desastres naturales y generar una cultura mundial preventiva y de preparación ante estos fenómenos, así como minimizar los riesgos derivados de estos. Esta efeméride ambiental, tiene su origen en la proclamación dada en 1989 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la que se establece que se deberá celebrar todos los segundos miércoles del mes de octubre, siendo a partir de 2009 que se instituye para todos los 13 de octubre.

Este día es para conmemorar y reflexionar sobre los eventos meteorológicos, principalmente, pero también otros fenómenos naturales, que causan graves pérdidas humanas, no humanas y materiales. Para los organismos internacionales este día debe recordar sus puntos fundamentales de trabajo en torno a esta área, que son la reducción de la mortalidad mundial por desastres naturales, reducir la cantidad de personas afectadas, reducir las pérdidas económicas, reducir los daños de infraestructura, incrementar el número de países con estrategias de reducción de riesgos, mejorar la cooperación internacional e incrementar la disposición de sistemas de alerta temprana.

En Venezuela lamentablemente vemos como en materia de riesgo y desastres naturales y ambientales contamos con un alto nivel de improvisación y falta de coordinación. Así lo pudimos observar con los eventos ocurridos en Mérida el pasado mes de agosto, ante las cuales no existían planes de mitigación de riesgos por las lluvias, no se previó la posibilidad de los deslaves y la atención a los sitios fue errática y descoordinada entre las distintas autoridades civiles, políticas y militares de la entidad federal y el país; las diferencias políticas fueron claves en esta falta de cohesión de trabajo.

Pero tampoco se tienen planes para mitigar los efectos ya inevitables del Cambio Climático y que empiezan a ser evidentes en el país, tales como el descontrol estacional de las lluvias, que incide precisamente en su intensidad y frecuencia; la desertificación de las sabanas del Apure y de las regiones semiáridas del país como en el municipio Torres del estado Lara. Pero también es importante destacar que la mayoría de los desastres naturales y ambientales tienen que ver directamente con la acción humana, pues esta define la localización de ciudades, pueblos, industrias, hogares; así como la densidad, la intervención en cauces de ríos, la deforestación, entre otras; que tienen una incidencia directa en como eventos ambientales afectan a las poblaciones. Claro ejemplo lo tenemos en el río Limón del estado Aragua y la relación directa entre la deforestación del cerro por donde desciende el curso de agua y los deslaves, pues el suelo sin fijación es erosionado con mayor facilidad por las lluvias y crecidas del río.

Es por eso que esta fecha nos invita a reflexionar, más allá de la planificación y administración de los gobiernos, muy necesaria y fundamental; también en las actividades de todos y la relación con la naturaleza, la cual sin un equilibrio y armonía suele ser perjudicial para nuestras poblaciones.

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Erick Camargo

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