Marcha Campesina Admirable: 21 días caminando

Liliana Buitrago

OEP

Imagen de portada: Flyer de la “Marcha Campesina Admirable»


En Venezuela, el 12 de julio  – previas asambleas campesinas y a dos meses del asesinato de los compañeros campesinos Jesús León y Guillermo Toledo-  un grupo de alrededor de 200 campesinos partió caminando desde Guanare en el estado Portuguesa hacia Caracas, llevando como consigna “Para resistir se debe producir”.

Esta movilización es inédita en Venezuela, son 430 kilómetros de marcha  – el mismo recorrido que en poco más de cinco horas en carro realizan los alimentos que llegan a nuestros mercados desde esta zona de producción agrícola y que consumimos en la ciudad producidos por los campesinos – que han sido recorridos en 21 días caminando, a pie, a pata, con firmeza por campesinos y campesinas indignados por la situación que viven para poder reproducir la vida en sus territorios.  Algo que definen como el resurgir de las cenizas del movimiento campesino, al que han intentado institucionalizar, como lo expresa Jesús Osorio, vocero del movimiento (1).

Las organizaciones que encabezan la marcha se congregan en La Plataforma de la Lucha Campesina integrada por el Frente Histórico Promotor de Trabajo Popular en el Campo,  la Corriente Campesina Clasista Nicomedes Abreu, el Consejo Presidencial Campesino y la Federación Comunal de Combatientes Revolucionarios de Venezuela, entre otras organizaciones que se han venido articulando y realizando acciones colectivas.

Esta “Marcha Campesina Admirable”, como se ha autodenominado,  se da en medio y a raíz de un momento de definiciones políticas importantes para el país.  La crisis profunda alimentaria que somete a Venezuela tiene como origen la profundización de la propia crisis del modelo extractivista venezolano.

Esta crisis se ve  materializada,  en el contexto agrícola, en el agotamiento forzado y previsible de la política petrolera de la abundancia que direccionaba recursos a las importaciones de agroinsumos, los intereses geopolíticos del aparato corporativista mundial sobre los recursos naturales venezolanos que afectan el agua, los suelos y territorios para la siembra, la materialización de falsas soluciones cortoplacistas neoliberales para transformar el aparato nacional productivo, los pocos cambios en la cultura y el orden de valoración del campo y su relación con la ciudad, la no aplicación de los marcos legales asociados a la producción alimentaria y el giro de la mirada política del gobierno hacia un horizonte que pareciera no coincidir con el horizonte popular nacional de un sector importante del Poder Popular.

Las revindicaciones que lleva esta marcha que llega a Caracas el 1 de agosto de 2018 se resumen en los siguientes puntos:

  • Exigir justicia por los sicariatos latifundistas – alrededor de 300 en denuncias campesinas – cometidos en el campo y cuyas victimas más recientes fueron los compañeros Guillermo Toledo y Jesús León.
  • Exigir el reconocimiento del campesinado como eje central y actor primordial para del logro de la soberanía alimentaria
  • Denunciar a los organismos del Estado venezolano que a través de la Guardia Nacional (GN) o la Policía Nacional Bolivariana han perpetrado acciones en violación al derecho a la tierra y los derechos civiles de los campesinos, tales como encarcelamiento injusto o la implementación de desalojos.
  • La reconducción de Agropatria, la empresa Pedro Camejo y el Instituto Nacional de tierras hacia los intereses de quienes producen realmente los alimentos en Venezuela, para el fortalecimiento de la producción de los pequeños campesinos y las familias campesinas.
  • Denunciar la poca asertividad en las políticas agrarias del Gobierno nacional al cual apoyan pero critican contundentemente.

Llevan como propuesta, que entregarán en un documento al Gobierno nacional,  una visión sistémica y popular de la gestión agrícola que permita crear un sistema que logre controlar desde el poder popular la cadena completa de producción y distribución de los alimentos hasta su consumo final.

Las campesinas y los campesinos esperan poder incidir de forma directa sobre la crisis alimentaria en Venezuela y a su paso por los caminos de Venezuela se les han sumado compañeros y compañeras. En Caracas los esperan movimientos sociales y organizaciones que se identifican con su propuesta y lucha.  La demanda central es por la Justicia Agraria.

Las proyecciones sobre las posibles soluciones a un problema tan de fondo, demanda que la articulación campesina se mantenga en lucha permanente. La reivindicación de las demandas de esta movilización no podrían concluir en la entrega de un documento pues las peticiones que realizan obedecen al orden del propio sistema que ordena las lógicas, relaciones de poder, recursos y manejos territoriales sensibles a la producción de alimentos. En este sentido urge la articulación de esta lucha con otras luchas como las de la ciudad, por una alimentación sana, por el agua, y por el derecho a una vida con justicia ambiental y no solo social.

El seguimiento a la marcha puede hacerse a través de las redes sociales y bajo la etiqueta #MarchaCampesinaAdmirable.


(1)  Declaraciones disponibles en: https://www.facebook.com/PeriodicoElCiudadano/videos/10155518832087470/UzpfSTY1MTExMjg3NjoxMDE1NTc4NDYwNjQ2Nzg3Nw/?q=el%20ciudadano

Liliana Buitrago

Autor

Liliana Buitrago

Investigadora, docente y artivista ecofeminista. Magister en Lingüística. Hace parte del ℙ𝕒𝕔𝕥𝕠 𝔼𝕔𝕠𝕤𝕠𝕔𝕚𝕒𝕝 𝕖 𝕀𝕟𝕥𝕖𝕣𝕔𝕦𝕝𝕥𝕦𝕣𝕒𝕝 𝕕𝕖𝕝 𝕊𝕦𝕣. She/her

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